Cuantas veces uno escuchó las mágicas historias de príncipes y princesas, castillos, música, e increíbles paisajes vinculados al Río Danubio? recordando todas esas historias, fue que organizamos un viaje por este mítico río europeo, junto con uno de nuestros grupos y en un maravilloso crucero fluvial. Empezamos el viaje en Ezeiza tomandonos un vuelo hacia Praga, una de las ciudad más románticas de Europa. Aquí pasamos los primeros 3 días recorriendo sus increíbles callecitas de la ciudad antigua, sus palacios e iglesias históricas. Y por supuesto, comimos las clásicas cucuruchos de hojaldre rellenos, los Tdollos. Al terminar de visitar Praga, tomamos nuestro bus privado con nuestra guía Alejandro, originalmente de Perú y atravesamos la Bohemia, con sus increíbles bosques de colores verdes intensos. A las pocas horas llegamos a la ciudad de Passau, en Alemania. Que placer cambiar de país y no tener que hacer aduana, ventajas de estar en la comunidad europea. El bus estacionó al costado del barco, el Amadeus Queen de la naviera Luftner, un barco nuevo con increíbles comodidades para 100 pasajeros, en su año inaugural. Un corto paseo con nuestra guía peruana por la ciudad, y llegada la tarde, el barco comenzó su recorrido por el Río Danubio. Recorrimos entonces antes de llegar a nuestro destino final, la ciudad de Budapest, capital de Hungría, las ciudades de Regensburg también en Alemania, las ciudades austríacas de Linz (y Salzburgo), Melk, Viena, Bratislava (Eslovakia), Szentendre y Esztergom en Hungría. Entonces durante el día el barco atracaba en cada una de estas ciudades, y sin mucho trámite, y luego de un delicioso desayuno en el coqueto salón comedor del barco, comenzamos nuestros paseos diarios, con nuestras guías en español. Sitios de película, como Salzburgo, el Monasterio de Melk, la capital austríaca con su catedral y teatro nacional, la pequeña isla de Szetendre y sus negocios de regalos típicos, la ciudad antigua de Bratilsva, todos lugares soñados. Pasamos una tarde muy linda en la zona del valle de Melk, especializada en el cultivo de uvas para sus famosos vinos blancos, degustando sus vinos y comidas típicos en uno de los viñedos familiares, sentados en sus jardines y charlando y conociéndonos más y más. Pero cuando el viaje finalizaba, llegó la “crema del postre”, la maravillosa ciudad de Budapest, con el río Danubio dividiendo la ciudad en Buda y Pest. Cada una de estas partes de la ciudad, con majestuosos edificios, palacios, el Mercado Central de Budapest, con sus salchichas y chorizos de tantas variedades, y por supuesto la famosa paprika. Pero además faltaba el broche de oro. La navegación nocturna por el Río Danubio, en nuestro Amadeus Queen, pudiendo disfrutar de todos los edificios sobres sus orillas iluminados, y con música de fondo: el vals Danubio Azul de Johann Strauss, bailando sobre la cubierta. Un viaje increíble de punta a punta y para repetir pronto.